Esa mirada que cabe en un suspiro y no se olvida, suspiro de hálito de vida.
Esos ojos que no tiemblan pero que hacen temblar mis piernas.
Esa mirada que sale indemne de maldades, que nubla a la justicia y la vuelve represión.
Que simple! Dos ojos y no hay palabras! El hipo se corta, la atención se presta a la observación de la belleza ocular, la baba cae.
La arena blanca, tan fina y suave, se hace remolona al caer por el reloj, ella está mirando como pasa el tiempo, el tiempo se para para deleitarse con ella, con la mirada.
La penumbra se hace a un lado en su presencia, desea verla igual que todos, sufre como el basilisco, solo saben que existe, no como es, a esa mirada, basilisco y penumbra le llaman Dios, porque todo el mundo habla de ella, tienen fe en ella y se matan por ella.
Venden su color por separado a precio de oro, el color de sus ojos, hecho cera para pintar.Todo el mundo quiere imitarlo, pero la aunticidad, lejos de ser única, es suya, y la regala a quien la quiera, su mirada por siempre a quienes la quieren.
Ay que ojos! Ay que mirada!, aunque fuese solo ojos, Ay que ojos!
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