Pecho intranquilo donde reposa la ausencia de suerte en el amor que ronda la consciencia, frecuentándola y desinteresando a esta por cualquier otra carta en el tapete de mi vida, llora la cebolla al verme, incompleto, incomprendido y no comprendiendo nada, pasa el disco por la púa, leyendo el sonido del silencio de mi compañía mientras Sam se empeña en tocarla otra vez.
Caja de resonancia para que a manadas pasen sin hacer ruido dentro, y cuando suena, ya no están para escuchar la melodía o sordera inoportuna, inexorable llega de nuevo, el silencio.
Muy buen comienzo, sí señor
ResponderEliminar