Los espejos no reflejan igual, depende de donde se encuentren.
Mi cara es distinta, estoy turbado.
El perro del vecino no para de ladrar, me incomoda, sobra.
Los disfraces y el ketchup inundan las calles y botellonas de muertos y vampiros, esos que van robando hielos y vasos, completan el cuadro. No estaría de menos acuchillar a unos cuantos...para ver la diferencia entre esa sangre de pega y la sangre que se me pega en las mangas del pijama.
Las lentillas blancas me sientan bien, buscan los ojos del que los despedaza, asustados, nerviosos.El efecto de su adrenalina o la parálisis, dependiendo de la persona, le da un toque de indeterminación a cada encuentro.
Uno de esos encuentros fue anecdótico, conocía a la persona, recuerdo haber derramado una lágrima al darme cuenta, y pensé, joder, ni que estuviera cortando sangre encebollada...
Habrá más de un asesino disfrazado suelto, eso seguro...
ResponderEliminar... ten cuidado.
Besos.