Sin remedio, ya toca.

Todo, amigos que le entendían y lo escuchaban, una familia que lo quería, una novia perfecta para el, música para escuchar durante más de un día entero sin repetir canciones, estanterías de libros interesantes por descubrir, listas de películas para ver, cualquier tipo de fiesta al alcance, toda una vida por delante. Solo falta una cosa, un toque de madurez.