Esta es la historia de como dos de mis viejas conocidas,Impotencia y Rabia, volvieron a visitarme en la hora en la que Felicidad abandonaba mi cama para irse con otro. Es insaciable, cuando conquista a uno lo abandona para que el recuerdo del pasado sea motivo de sonrisas, motivo de visita también de Rabia e Impotencia.
Hay quién dice que la felicidad está en la sala de espera a la felicidad, y que la impaciencia, fruto de la inseguridad sumisa a los atisbos más profundos de nuestro carácter más instintivo, es quién nos presenta a sus amigas, Impotencia y Rabia.
Una de las cosas que más rabia me da es conocer a Impotencia, y una de las cosas que más impotencia me dan es ver la rabia presente en el mundo, pero supongo que también hay que conocer al enemigo...
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